Uno de los cáncer que produce más muertes en el mundo por encima de otros es el cáncer de pulmón, ya que en etapas muy tempranas es difícil detectarlo. El 90% de los casos se diagnostica en etapas avanzadas dónde el tratamiento ya no es eficaz. Pero no todo es malo con este tipo de cáncer, ya que este en la mayoría de los casos tiene su origen en el consumo del tabaco.

Causas del cáncer de pulmón

La exposición al humo de tabaco por inhalación de las sustancias cancerígenas que tiene el humo del tabaco es la causa principal. El 90% de los casos de cáncer de pulmón se dan personas que fuman, ya que fumar aumenta sustancialmente las posibilidades de desarrollar un carcinoma pulmonar. Entre los fumadores pasivos, el riesgo de padecerlo es casi dos veces mayor que una persona no expuesta.

Prevención del cáncer de pulmón

Debido a que no hay técnicas diagnósticas para la detección inicial del cáncer pulmonar, solamente el 10% de los casos se detecta en sus primeras etapas. Mediante cirugía el cáncer es curable. Suelen ser hallazgos casuales en una radiografía de tórax en reconocimientos médicos generales o en estudios por otras patologías. La única manera de poder prevenir es dejar de fumar o no hacerlo.

Síntomas

El síntoma principal es la tos acompañada o no de expectoración, dándose en 3 de cada 4 pacientes pero aún así no es un síntoma específico del cáncer de pulmón.

Estos son algunos de los síntomas:

• Tos persistente o cambios en la tos crónica habitual
• Hemoptisis (sangre con la tos)
• Disnea (sensación de falta de aire)
• Sibilancias (pitos en el pecho)
• Disfonía (cambios en la voz)
• Dolor torácico y al inspirar (al coger aire)

Además de estos síntomas respiratorios, el cáncer de pulmón avanzado produce una serie de síntomas comunes a cualquier cáncer que afectan al estado general: pérdida de peso, falta de apetito, cansancio general, defensas bajas y fiebre.

Diagnóstico

Para confirmar la sospecha son necesarias pruebas de imagen como la radiología de tórax y el TAC de tórax contrastado, con el fin de ver la localización precisa y su extensión. También es imprescindible realizar una biopsia del tumor para identificar el tipo histológico del cáncer porque de esto dependerá el tratamiento.

Además, se pueden realizar pruebas como el PET, la gammagrafía ósea o la resonancia magnética cerebral en busca de metástasis a distancia para descartar una posible diseminación a otros órganos.

Tipos de cáncer de pulmón

Los distintos tipos de tumores pulmonares malignos que pueden aparecer destacan algunos por su gravedad, frecuencia y relación con uno u otro sexo. Esto parece reflejar un mecanismo de carcinogénesis distinto en hombres y mujeres. Los distintos tipos de cáncer de pulmón son los siguientes:

• El carcinoma escamoso o epidermoide es el más relacionado con el tabaco y el más frecuente en los hombres fumadores crónicos. Representa el 30% de los cánceres de pulmón y su crecimiento suele ser lento.
• El carcinoma microcítico o de células pequeñas en granos de avena es el más agresivo de todos por su rápido crecimiento. Además por su tendencia a producir metástasis. Representa el 20 % de todos los cánceres de pulmón.
• El adenocarcinoma de pulmón es más común en mujeres. No tiene una relación tan estrecha con el tabaco aunque también aparece más entre personas fumadoras que en las no fumadoras. Representa el 25% del total de cánceres pulmonares.

Secuelas y complicaciones

La recuperación completa tras el tratamiento está sujeta por la complejidad de la cirugía y por los efectos secundarios de la quimioterapia y de la radioterapia.

La falta de un lóbulo pulmonar o de todo el pulmón completo no afecta para realizar una vida normal, más si el otro pulmón está sano. Con ejercicios de rehabilitación respiratoria, paulatinamente se va recuperando una capacidad pulmonar suficiente para que el paciente tenga una actividad normal diaria.

Se pueden presentar efectos secundarios de la radioterapia como la fatiga, la irritación de la piel de la zona irradiada o la disfagia, por inflamación de la mucosa del esófago que produce molestias al tragar alimentos, van desapareciendo en unas semanas tras el tratamiento de la misma forma que al dejar la quimioterapia desaparecen las nauseas, vómitos, cefaleas, dolores musculares, la fiebre y resto de efectos adversos de estos fármacos.

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